blanquea
y
sin tiempo para respirar
el gajo
se nos echa encima
y nos hiela hasta
un instante realmente
Le pregunte si éramos amigos, bajó la vista, calculó, ni tan siquiera exhaló una de sus bromas baratas. Nada, dejó pasar el tiempo, yo hice lo mismo. Para mí una eternidad, paraeluninstante. Cuando iba a explicármelo, cristiandad barata en sus ojos. Volé. ¿Que más se podía hacer en un pueblo donde nadie parecía saber nada?
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