Las viejas alcahuetas ya han tendido
su razón para reírse de tus bragas sucias.
Todos los balcones cerrados.
El aire se tieñe de morado incierto,
y los perros se retuercen tirados
por las calles, no encuentran pensión.
Todos los soles puestos.
Los barcos grises, furiosos, sedientos
sacuden la costa dejando un reguero
de betún y miedo.
Todas las persianas echadas.
Y los niños buenos colgados
de lo mas bajo del cielo santo
gritan desgarrados sin compasión.
Todos los ojos cerrados.
Y ver como caen los cuerpos desnudos
por el acantilado dibujando con sangre
palabras de amor retorcidas.



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