Demasiado normal

Demasiado normal

“Raro no, lo que pasa es que soy más normal de lo normal”, contestó Asier en tono amistoso mientras sonreía triste. Somos pocos los que somos, se quedo pensando.
La nieve se despidió de ambos, Alicia se iba de fiesta.
Asier se acostó  escuchando “abrázame, abrázame y no me digas nada”. Sabía que lloraba por las noches.
“¡Ya nos hemos enteraaaado! ¡cucu! ¡hola!, ¡rarito!” ¡ya nos hemos enterado!, gritaba mientras saltaba por un camino hacia el infinito, hacia el precipicio serpenteante, lleno de baldosas moradas, verdes y blancas, pensó. "¡Ya sabemos que Aristóteles y Hume nos permiten hacer lo que queramos!". ¡Ja! ¡que fuerte soy!.  Le pareció entender a Asier. "¡Tranquiiiilo!, ¡no como humanos!". 
Pero Asier estaba seguro de que varias noches le había visto volver a casa, bajo la luna, con las comisuras de los labios salpicadas de restos de espíritus humanos, la carne ,todavía caliente, por debajo de la falda de su máscara. Lo sabía porque a partir de la quinta vez comenzó a anotarlo en una libreta queriendo contar como si fuese la primera vez.
"¡Solo deseamos ser felices!".
Todos adoraban a Alicia.
Y todas las noches Asier se acostaba con miedo a morir, cualquier día una bomba atómica le devoraría las entrañas.

Itzea, 15-03-201

Comentarios